Naturaleza y Fotografía, dos aficiones en un sólo click. Me gustan, disfruto de ambas y quisiera mostrarsélas.

Mi empeño es acercar y divulgar ese entorno tan maravilloso que nos rodea, que está ahí al lado y que en ocasiones pasamos por alto. No sólo me refiero al campo en su máxima extensión, también a jardines y parques urbanos, esos mismos a los que acudimos para que juegue el niño ó corretee nuestra mascota, ¿se ha parado a "sentirlos"?, ¿ha percibido lo pleno que están de vida?

El ejercicio de esta afición me ha brindado la ocasión de conocer a compañeros de fatigas, grandes entendidos del medio natural, artistas todos ellos y mejores personas, siempre dispuestos a compartir sus conocimientos y experiencias con generosidad; a los que, ¿como no?, les agradezco su dedicación y esfuerzo para que yo me entere de qué va esto; de forma especial a Miguel Velázquez, José Mª Benítez, Sebastián Molano, Fran Rojo, Juan Manuel Breva, Rafael Zapata, Alejandro Jiménez, Abel Moyano, Antonio J. Palomo, Paco González, José Mª Carretero, Fernando Mostacero, Agustín Bruguera, Gonzalo Saavedra y Pedro Rodríguez.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Nunca te quise más lejos



Siempre soñé verte tan cerca, pero no así, sin aliento, sin vida.

Te encontré en esa carretera, en la que dos días antes un grupo de cuervos daban cuenta del cádaver de un meloncillo, ahí, junto a la cuneta. Esa carretera en la que he visto atropellados zorros, perros, lagartos, erizos....., esa misma que oteabas y en la que ceñías tus vuelos cada día en busca de una presa fácil; pero hoy no había nada, sólo tú.

Esta mañana cuando al alba, con las primeras luces salistes de tu atalaya y empezastes a sobrevolar el camino de asfalto no vistes nada muerto, quizá divisastes algún ratón dispuesto a atravesarlo y te lanzastes sobre él, en la época que estamos tan escasa de comida, te pareció una buena opción; fijastes tu objetivo para darle caza, a la vez que abrías las garras para apresarlo, cuando a escasos centímetros de lograrlo descubristes que algo se te venía encima, pero ya era tarde, demasiado tarde.

Supistes elegir el tramo donde cazar, en una recta con buena visibilidad, pero no te dió tiempo a reaccionar y allí quedastes, tendido, sin aliento, sin vida; ocurrió tan deprisa que no pudistes esquivar el golpe como en otras ocasiones, esta vez no.

Pasó muy poco antes de yo verte, aún tu cuerpo estaba caliente; no pude dejar de sentir lástima y una gran pena, será que en estas fechas uno está más sensible.

Ya no podré verte volar porque allí quedastes, si aliento, sin vida.






1 comentario:

  1. Pobrecillo, uno de tantos que cae.
    Gran relato Antonio, como literato te ganarias bien la vida.
    Un saludo, Fernando Mostacero.

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