Naturaleza y Fotografía, dos aficiones en un sólo click. Me gustan, disfruto de ambas y quisiera mostrarsélas.

Mi empeño es acercar y divulgar ese entorno tan maravilloso que nos rodea, que está ahí al lado y que en ocasiones pasamos por alto. No sólo me refiero al campo en su máxima extensión, también a jardines y parques urbanos, esos mismos a los que acudimos para que juegue el niño ó corretee nuestra mascota, ¿se ha parado a "sentirlos"?, ¿ha percibido lo pleno que están de vida?

El ejercicio de esta afición me ha brindado la ocasión de conocer a compañeros de fatigas, grandes entendidos del medio natural, artistas todos ellos y mejores personas, siempre dispuestos a compartir sus conocimientos y experiencias con generosidad; a los que, ¿como no?, les agradezco su dedicación y esfuerzo para que yo me entere de qué va esto; de forma especial a Miguel Velázquez, José Mª Benítez, Sebastián Molano, Fran Rojo, Juan Manuel Breva, Rafael Zapata, Alejandro Jiménez, Abel Moyano, Antonio J. Palomo, Paco González, José Mª Carretero, Fernando Mostacero, Agustín Bruguera, Gonzalo Saavedra y Pedro Rodríguez.

martes, 10 de enero de 2012

Colirrojo Tizón


El Colirrojo Tizón es un ave Passeriforme de la familia Turdidae, según parece su hábitat original era en montaña pero con el paso del tiempo ha ido extendiéndose hacia las llanuras, su adaptación a los parques y jardines de las ciudades permíte una observación sin ninguna dificultad.



Es habitual en España, aunque con mayor presencia en invierno. Inquieto y receloso suele acpetar la presencia humana. 




Es muy individualista y no duda en alejar a sus congéneres de sus dominios. Su alimentación es principalmente insectívora, aunque en ocasiones también puede ingerir algunas pequeñas bayas.

 

Pueden llegar a tener dos puestas anuales, de entre 4 a 6 huevos.

Con una población estable y extendida, gracias a esa adpatación a los parques y jardines urbanos, es una especie que no se encuentra amenazada.

Las fotografías mostradas de esta pareja han sido tomadas en el patio del compañero Miguel Velázquez.

martes, 3 de enero de 2012

Juegos acuáticos

Quiso el azar que nos encontrásemos con una familia de Lutrinos, compuesta por una madre y dos crías; éstas no hacían nada más que jugar con continuas zambullidas, en ocasiones cuando volvían a la superficie, lo hacían con un pez en la boca que se disputaban a modo de "corre que te pillo", a veces se subian a las rocas e incluso hacían alguna incursión por tierra firme; mientras tanto la madre permanecía atenta a los movimientos, vigilante.




Las Nutrias son unos mamíferos carnívoros que pertenecen a la familia Mustelidae, por fortuna en la actualidad su estatus de conservación en España es de "preocupación menor" según la categoría IUCN del 2006. A mediados del siglo pasado se catalogaba como especie amenazada en serio riesgo de extinción; es a finales de los 80 cuando se produce una recuperación paulatina que continua en nuestros dias, observándose un aumento poblacional importante en toda nuestra geografía, si bien este crecimiento es más lento en el Levante y Andalucía.



Volviendo de nuevo a nuestra simpática familia, observamos que en un momento dado, la madre inquieta por nuestra presencia, decide ir a una zona más segura en un escarpado de tierra en el que permanece inmóvil y desde donde empieza a llamar, con ese sonido agudo tan característico a sus retoños, éstos no hacen caso alguno, ¿les suena de algo? y continuan con sus juegos; el más intrépido, me imagino que con deseos de saciar su curiosidad, decide lanzarse al agua y cruzar el rio hasta la orilla donde nos encontrábamos, acercándose tanto que le pudimos llegar a acariciar.




Así permaneció unos buenos segundos mirándonos y escudriñándonos, hasta que se dió cuenta de que no le gustábamos como compañeros de juegos y posiblemente se sintió perdida y con temor; comenzó a llamar a la madre, ésta le contestó y se fué nadando hacia donde se encontraba, reuniéndose así con ella y con su hermano




Curiosamente tras ese instante la madre cambió de actutid, no parecía tan esquiva, mostrándose abiertamente encima de esa roca ó nadando a su alrededor, quizá con mas tranquilidad una vez que pudo comprobar que los tres tíos que estábamos allí, aunque feos como para meternos en la cárcel, no eramos una amenaza para ellos, por lo que siguieron un largo rato con sus escaramuzas y juegos mientras Fernando, Miguel y yo disfrutábamos del espectáculo.